Cine Gótico

viernes, 26 de marzo de 2010

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El gótico siempre ha estado presente en el cine, de alguna u otra forma las temáticas “oscuras” se han utilizado en distas épocas del cine, incluso mucho antes de que el gótico existiera como tal.

El cine también ha influenciado este movimiento, algunos de los primeros artistas del rock gótico y el death rock adoptaron imágenes de clásicos del terror, y utilizaban también las bandas sonoras de éstas películas en busca de inspiración. Sus audiencias respondieron adoptando vestidos y accesorios propios del movimiento. El uso de accesorios comunes en el cine de terror, murciélagos de goma y telarañas fue frecuente como decoración en el club gótico “The Batcave”. Tales referencias en su música y en su imagen fueron en un comienzo una parodia, pero a medida que pasaba el tiempo, las bandas y los miembros de la subcultura tomaron sus influencias más en serio. Como resultado, los elementos morbosos, supernaturales y ocultistas se convirtieron en elementos más notables de la subcultura.

En el cine, hay cinco grandes subgéneros que tienen relación con el gótico, ya sea por sus temáticas, su ambientación o sus personajes, caracterizándose por recrear atmósferas tétricas y enrarecidas, en que las arquitectura y paisajes, llenos de formas con bordes difuminados, y la poca iluminación, capturan las sombras más escalofriantes y crean una sensación indescifrable de irrealidad


Expresionismo Alemán



El expresionismo fue un movimiento cultural surgido en Alemania a principios del siglo XX, que tuvo plasmación en un gran número de campos: artes plásticas, literatura, música, cine, teatro, danza, fotografía, etc.

En relación al cine, la primera película de esta corriente que tiene temáticas relacionadas con el Gótico es El Gabinete del Doctor Caligari (Das Kabinett des Doktor Caligari), dirigida por Robert Wiene en 1919.

Si bien la escenografía no encuadra dentro del esquema de lo gótico, ya que es netamente surrealista, el film en sí, tanto en su tema como en la atmósfera, introduce los primeros conceptos del Terror Gótico.

Esta original historia sobre sueños, sonambulismo, locura, amor y maldad nos transporta a un ambiente Gótico sin necesidad de valerse de cementerios ni de castillos embrujados.

A pesar de estar también enmarcado dentro del expresionismo mudo alemán, Nosferatu (Nosferatu, Eine Symphonie des Grauens), es un film netamente representativo del Gótico. Dirigido por F. W. Murnau en 1922 esta película incorpora elementos distintivos del género tanto en su escenografía, clima, actuación y tema, incluyendo el primer vampiro de la historia del cine.

El vampirismo es el tema gótico por excelencia siendo Nosferatu la primera adaptación fílmica no acreditada de la novela Dracula de Bram Stocker.
Max Schreck interpretaba al conde Orlock ya que por razones de derecho de autor no se podía utilizar el nombre de Drácula. Su caracterización era la de un demonio infernal, calvo, con orejas puntiagudas, rostro pálido, dientes afilados y garras. El maquillaje iba sufriendo cambios sutiles a lo largo del film volviendo su aspecto progresivamente más repelente. En muchas escenas de ataque y depredación su larga y grotesca sombra lo predecía como si se tratara de una profecía maligna.

La película es al mismo tiempo aterradora y ricamente romántica siendo considerada una de las mejores expresiones del género vampírico.
Otros representativos del Expresionismo Alemán son: Der Golem (1920), Ana Bolena (Lubitsch, 1920), Las tres luces (Lang, 1921), El doctor Mabuse (Lang, 1922), Sombras (Robison, 1923), Die Strasse (Grüne, 1923), Sylvester (Pick, 1923), Los Nibelungos (Lang, 1923-1924), El hombre de las figuras de cera (Leni, 1924), Las manos de Orlac (Wiene, 1924), El último (Murnau, 1924), Bajo la máscara del placer (Pabst, 1925), Tartufo (Murnau, 1925), Varieté (Dupont, 1925), Fausto (Murnau, 1926), El amor de Jeanne Ney (Pabst, 1927), Metrópolis (Lang, 1927), La caja de Pandora (Pabst, 1929), El ángel azul (Sternberg, 1930), M, el vampiro de Düsseldorf (Lang, 1931), etc.


Terror de la Universal



Con El fantasma de la ópera, dirigida por Rupert Julián, Estados Unidos da su primer paso en el Cine Gótico en 1925 a cargo de los estudios Universal. Conocida es la historia de amor tortuoso y no correspondido de un hombre que debido a su rostro desfigurado por el fuego, se esconde en las catacumbas medievales ocultas debajo de un teatro de Ópera Gótico, de las cuales sólo sale cubierto por una máscara para ver cantar a Chrstine Daae, de quien está tristemente enamorado.

Ya en tiempos de cine sonoro, la Universal lleva a la pantalla Drácula (Tod Browing- 1931); en la adaptación de la novela de Stocker, Bela Lugosi hace la interpretación más recordada del estereotipado conde de elegantes estilo y larga capa negra de revés rojo. El éxito de la película marcó la pauta para una seguidilla de películas de terror en los años '30, como La hija de Drácula, dirigida por Lambert Hillyer en 1936.

El tema de una mujer vampiro ya había sido tocado anteriormente en el film de Carl Dreyer Vampyr (1931-1932) que estaba sutilmente basado en la novela Carmilla de Sheridan Le Fanu. Este fue uno de los films de vampiros más extraños y menos reconocidos. Se encuentra a mitad de camino entre el cine mudo y el sonoro, ya que ha pesar de estar sonorizado continua usando la técnica de carteles explicativos típicos del período mudo.

Otro célebre personaje literario es llevado al cine en esta década, Franskenstein, creado por la escritora Mary Shelley en una lluviosa noche de 1816, en que en una velada en el castillo suizo de Lord Byron, junto al poeta Percy Bysshe Shelley (su marido) y a otros intelectuales, aceptó el desafío de escribir la más escalofriante historia de terror.

En la versión de 1931 de la Universal, dirigida por James Whale, el infeliz monstruo es interpretado por otro icono del cine de horror, Boris Karloff, cuya personificación y maquillaje, forjaron la imagen más representativa del triste personaje de Shelley.

Al Frankenstein clásico se agrega una curiosa saga de películas como La Novia de Frankenstein (James Whale-1935), El hijo de Frankenstein (Rowland Lee-1939), El fantasma de Frankenstein (Earle C. Kenton-1942) y Frankenstein contra el hombre lobo (Roy William Neill-1943).


Terror de la Hammer



En los años sesenta y setenta el predominio del Cine Gótico paso a Inglaterra, siendo su responsable la Hammer Films, que produjo numerosos remakes de clásicos como Drácula, Frankenstein, El Hombre Lobo y La Momia.

La atmósfera que la Universal había creado con sombras y penumbras, la Hammer la muestra en primer plano y a todo color. El uso de una exuberante fotografía en colores sirve para remarcar la significación simbólica de la sangre, mostrada en todo su rojo esplendor.

En este período, considerado la edad de oro del Terror Gótico, se explota el esquema narrativo de la lucha entre el bien y el mal, representado por la contraposición del monstruo con el sabio. El director de la mayoría de las películas fue Terence Fisher y los protagonistas más repetidos fueron Christopher Lee y Peter Cushing.

El ciclo Gótico comienza en 1957 con La maldición de Frankenstein, dirigida por Terence Fisher y termina con La Monja Poseída, realizada por Peter Sykes en 1976. Durante estos años se alcanzó a producir 44 películas, entre las que se encuentran La Maldición de Frankenstein ( Terence Fisher-1957), La Revancha de Frankenstein (Terence Fisher-1958), Drácula (Terence Fisher-1958), Las Novias de Drácula (Terence Fisher-1960), Drácula Vuelve de la Tumba (Freddie Francis-1968), Drácula 1972 D.C. (Alan Gibson-1972) y Los Amores del Vampiro (Roy Ward Baker-1970).

A partir del año 1962 con el cambio de política dentro de la Casa, la filmografía vampírica de la Hammer comienza a incorporar escenas de desnudos conservando la ambientación y temática Gótica. Generalmente estas películas estaban inspiradas en Carmilla de Sheridan Le Fanu, famosa novela de vampiras lesbianas, y la Condesa Bathory. Estas son : El Beso del Vampiro (The Kiss of the Vampire / Kiss of Evil - Don Sharp - 1963), Los Amores Del Vampiro (The Vampire Lovers - Roy Ward Baker - 1970), La Condesa Drácula (Countess Dracula - Peter Sasdy - 1971), Lust for a Vampire / To Love a Vampire (Jimmy Sangster - 1971), Las Mellizas del Diablo (Twins of Evil - John Hugh - 1971), Vampire Circus (Robert Young - 1972), Capitán Kronos: Cazador de Vampiros (Captain Kronos: Vampire Hunter - Brian Clemens - 1973).


Adaptaciones de Poe con Vincent Price



A principios de los '60 la American International Pictures quería competir con el éxito creciente de Hammer Films, fue así que contrató a Roger Corman para dirigir una película basada en un relato de Edgar Allan Poe.

Roger Corman es un realizador americano que durante los años '50 escribía, dirigía y producía películas Clase B sobre monstruos y Ciencia Ficción. El sentía que esta temática ya estaba agotada y por eso decide incursionar en un nuevo terreno: El Tenebroso Terror Gótico. El resultado fue La Caída de la Casa Usher (The Fall of the House of Usher - 1960). Este originó una década de films estrechamente emparentados, siempre basándose en relatos de Edgar Allan Poe.

Las historias se situaban en castillos viejos, tenebrosos y mazmorras con herrumbrosos implementos de tortura. Estos eran casi siempre los mismos sets, solo que arreglados e iluminados de manera un poco diferentes. Según el mismo Corman: “...me servía de la niebla para disimular la ausencia del decorado, ya que en la mayor parte de los casos sólo teníamos detrás la pared del estudio”. Gracias al uso del color, Corman acentuaba el sentido de ciertos detalles, logrando que sus films se vieran muy por encima del status “B”. Las películas eran casi indistinguibles unas de otras. Por lo general los relatos de Poe fueron utilizados como base para crear otras historias que conservaban poco de la trama pero mantenían el espíritu del original. El insuperable protagonista de casi toda la serie es Vincent Price como un noble paranoico, obsesionado por antiguas maldiciones familiares o la idea de ser enterrado vivo.

Entre la películas de Poe de esta época se encuentran: The Fall of the House of Usher (1960), The Pit and the Pendulum (1961), The Premature Burial (1962), Tales of Terror (1962), The Haunted Palace (1963), “basada en The Case of Charles Dexter Ward de Lovecraft pero se hizo pasar por una película basada en Poe porque en ese tiempo Poe era mas popular”, The Raven (1963), The Terror (1963), The Masque of the Red Death (1964), The Tomb of Ligeia (1964), The Conqueror Worm (1968), The Oblong Box (1969) y Cry of the Banshee (1970).


Neo-Gótico



Tras estas dos décadas de esplendor, el Terror Gótico ha sido gradualmente reemplazado por otros subgéneros como el Gore y el Slasher. Muy pocas películas se realizaron en los años posteriores, como el remake de Nosferatu, escrita, producida y dirigida por el alemán Werner Herzog en 1979, y protagonizada por Klaus Kinski, quien realiza una magistral interpretación del conde Orlock.

El único autor moderno que incursionó con continuidad dentro del género gótico es Tim Burton. Ex director de los estudios Disney, admirador de Vincent Price y de las películas sobre Poe, reflejó todo su mundo oscuro y fantástico en sus posteriores realizaciones. El fue responsable de la multimillonaria versión de Batman del año 1989. Batman podría ser considerado como un film Post-Gótico o Neo-Gótico ya que transcurre en un tiempo indefinido y en una ciudad moderna, pero que conserva todas las características de una escenografía Gótica clásica, donde los castillos medievales son reemplazados por imponentes edificios sumidos en sombras macabras. Gotham City es una transposición de Metropolis de Fritz Lang, donde se mezcla la estética Gótica con la de los años `30 con la actual.

Tras el éxito de taquilla de Batman, el próximo proyecto de Burton fue más personal. Basándose en una idea propia concibió Edward Scissorhands (1990). Esta es una surrealista y hermosa variación del mito de Frankenstein que bajo la inocente apariencia de un cuento de hadas se esconde un sustrato mucho más retorcido y perverso.

Mientras dirigía Batman Return, Burton tenía en producción Nightmare Before Christmas (1994). A pesar de ser un típico film burtoriano la dirección la llevo a cabo Henry Selick, utilizando la antigua técnica de animación cuadro por cuadro o Stop Motion. El film es cercano a una ópera dónde la banda sonora tiene una importancia fundamental. El guión se basa en un poema de Tim Burton, por lo tanto los personajes tienen las características de su mundo: son seres solitarios que intentan cambiar su realidad moviéndose entre escenografías que remiten al Expresionismo Alemán.

También en la década de los noventa resurge la temática del vampirismo con Subespecies (Ted Nicolaou-1991), pero el impulso definitivo lo da Drácula de Bram Stocker, dirigida por Francis Ford Coppola en 1992, que es la que mejor representa el espíritu de la novela escrita por el irlandés en 1897. La película conserva la estructura de la novela, pero la diferencia está dada en el tratamiento que hace de los personajes y de la historia. Aquí los personajes son tan ambiguos como en Batman Return, lo cual nos hace pensar en una nueva clase de héroe/antihéroe gótico, ya que Drácula es el malo que goza con el mal por despecho y venganza, y al mismo tiempo es el bueno que sufre por amor. Esta dualidad también está dada en el personaje de Van Helsing (Anthony Hopkins), distanciándolo del clásico de Peter Cushing, porque al estar tan obsesionado por el mal llega a parecer él mismo el malo de la película.

En 1994, Robert de Niro interpreta al monstruo de Franskenstein (dirigida por Kenneth Branagh), ya sin el aspecto rígido clásico, explota la dualidad del personaje, que va desde la venganza y la agresividad hasta una ternura casi infantil.

Del mismo año es el film más representativo de lo que se ha denominado Terror Neo-Gótico, El Cuervo, dirigida por Alex Poyas y protagonizada por Brandon Lee. En ésta se recrean los elementos puros Góticos, pero en un escenario moderno, el antihéroe que renace de las tinieblas para vengar la muerte de su novia y la de él, reemplaza las estilizadas catedrales por los altos edificios de la ciudad.

La versión fílmica de la novela de Anne Rice, Entrevista con un Vampiro ( Neil Jordan - 1994), agrega el elemento de ambigüedad sexual entre hombres, que es representada en la relación entre Louis (Brad Pitt) y Lestat (Tom Cruise), el primero como creación y el segundo como el que lo salvó de la muerte y lo engendró como vampiro, y en la atracción que siente Armand (Antonio Banderas) por Louis.

La nostalgia de Louis por su vida mortal y la impotencia de Claudia (Kirsten Duntsts), la pequeña vampira que él convirtió, por no poder crecer y concretar su amor por Louis, le da a la película un acento romántico, que se agrega a su marcada atmósfera de sensualidad.

Dado el éxito de El Cuervo, en la siguiente década se puso de moda realizar adaptaciones de comic, hay varias que aparentemente tienen señales de pertenecer al Cine Neo-Gótico, pero en realidad solo se quedan en matices básicos que no les permite entrar a esta categoría, películas como Blade, Spawn, Underword, Hellboy, Matrix o hasta la misma Crepúsculo se tienden a confundir con esta corriente, pero su temáticas centrales tienen otros intereses.

A pesar de los cambios surgidos por el paso del tiempo, el gótico se mantiene vigente. Hay espectadores que prefieren las películas del período clásico a las actuales, pero lo cierto es que el género ha sido siempre el mismo que ha ido evolucionando, pero manteniendo vivo su espíritu, que despierta nuestro lado más oscuro y melancólico.

Neorrealismo Italiano

domingo, 7 de febrero de 2010

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El neorrealismo italiano fue un movimiento cinematográfico surgido en Italia durante la posguerra de la Segunda Guerra Mundial, cuyos principales representantes fueron Roberto Rossellini, Luchino Visconti y Vittorio de Sica.

El neorrealismo italiano se puede entender como una especie de escuela o tendencia con determinadas premisas estéticas (como pueden serlo la nouvelle vague o el free cinema) o como un simple producto de determinadas circunstancias histórico-sociales (la situación de Italia de la posguerra). Sea como sea, lo que no pareció encontrar tal corriente fue una "voz" musical propia: los filmes que siguieron a Roma, ciudad abierta (Roma, città aperta, 1946) de Roberto Rosellini continuaron una tradición musical anterior a la guerra, un sinfonismo con cierto tono popular y un gusto por la búsqueda de la "gran melodía" de corte puccinesco.

Quizá por ello, las partituras de Renzo Rosellini para los filmes de su hermano no sean las más adecuadas para la austeridad de la puesta en escena que propone Roma, ciudad abierta, o el detallismo conductista de Alemania, año cero (Germania, anno zero, 1947): son en exceso redundantes y ancladas en los clichés del melodrama fácil. Del mismo modo, la música de un Alessandro Cicognini -un compositor iniciado antes del neorrealismo- cuadra mejor con el sentimentalismo humanista de Vittorio de Sica, al igual que el carácter popular de ciertas composiciones de Nino Rota se adecúa más al costumbrismo de Eduardo de Filippo.

En todo caso, parece que la relación entre ese "ente" no muy definido considerado como neorrealismo condujo a éste por caminos que lo apartaban cada vez más del mero rigor documental, del simple testimonio de "urgencia" sobre una situación social determinada. Luchino Visconti fue uno de los realizadores que mejor supieron trascender las fronteras del neorrealismo para llevarlo a los terrenos de un cine más personal, trágico y operístico. En este sentido, Rocco y sus hermanos (1960) es su obra maestra. (Roberto Cueto)

El movimiento se desarrolló alrededor de un círculo de críticos cinematográficos que se agrupaban en torno a la revista Cinema, entre los que se encontraban Michelangelo Antonioni, Luchino Visconti, Gianni Puccini, Giuseppe de Santis y Pietro Ingrao. Lejos de abordar temas políticos (el director de la revista era Vittorio Mussolini, hijo de Benito Mussolini), los críticos atacaban las películas que dominaban la industria de los tiempos. Por oposición a la escasa calidad de las películas de la época, algunos críticos consideraban que el cine debía mirar hacia los escritores realistas de principios del siglo.

Los neorrealistas fueron fuertemente influenciados por el realismo poético francés. De hecho, tanto Antonioni como Visconti trabajaron en estrecha colaboración con Jean Renoir. Por otro lado, muchos directores neorrealistas habían madurado trabajando en películas caligrafistas, si bien dicho movimiento era notablemente distinto al neorrealismo. Se pueden encontrar elementos emparentados con el neorrealismo, igualmente, en las obras de Alessandro Blasetti y en los documentales de Francesco de Robertis. Los precursores más significativos del neorrealismo fueron Toni, de Renoir, de 1935 y la película 1860, de Blasetti, realizada en 1934.

El neorrealismo adquirió resonancia mundial por primera vez con Roma, città aperta, primera película importante realizada en Italia tras el fin de la guerra. A pesar de la presencia de muchas características ajenas al neorrealismo, reflejaba claramente la lucha por la existencia que los italianos libraban día a día bajo la ocupación alemana de Roma, haciendo lo posible por resistir a la ocupación. Los niños juegan en la película un papel clave, y su presencia al final del film es indicativa de su papel general en el neorrealismo: como observadores de la dificultad del mundo de hoy que tienen la llave del futuro.

El cine neorrealista se caracteriza por tramas ambientadas entre los sectores más desfavorecidos, abundante en el uso de los rodajes exteriores, con importante presencia de actores no profesionales entre sus secundarios, y, con frecuencia, incluso entre los protagonistas. Las películas reflejan principalmente la situación económica y moral de Italia en la posguerra, y reflexionan sobre los cambios en los sentimientos y en las condiciones de vida: frustración, pobreza, desesperación... Dado que los estudios Cinecittà, que habían sido el centro de la producción cinematográfica italiana desde 1936, se encontraban ocupados por una multitud de personas desalojadas a causa de las penurias de la guerra, las películas se rodaban en el exterior, con las devastaciones bélicas como fondo.

Su aspecto e intención principal consistía en plasmar la realidad tal cual era. Se trataba de un cine con orientación social capaz de representar la terrible depresión de una guerra tan atroz: un cine casi de desesperanza con un claro contenido social.

Se puede decir que el neorrealismo italiano se inicia en 1945 con Roma, ciudad abierta (Roma, città aperta) de Roberto Rossellini y continúa con cineastas tan destacados como Vittorio De Sica con Ladron de bicicletas en 1948 y Luchino Visconti con La tierra tiembla (La terra trema) en 1947.

Los guionistas Suso Cecchi d'Amico y Cesare Zavattini fueron, entre otros escritores, autores importantes en este movimiento, escribiendo las historias para los directores del neorrealismo italiano. Robert McKee considera infravalorada la figura del guionista en cuanto a la autoría de las películas cinematográficas y, por otra parte, que se sobrevalora al director como autor único. Por eso, varios teóricos del cine como McKee, consideran responsables de la calidad artística del neorrealismo italiano a "autores" como Suso Cecchi d'Amico y Cesare Zavattini.

Begotten (1991)

sábado, 16 de enero de 2010

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Un Dios se suicida y de el nace La Madre Tierra la cual después tiene un hijo, que al igual que los habitantes de la Tierra es indefenso y fácil de atacar por los humanos.

A pesar de estar lleno de sobre lecturas su temática central es simple, demuestra lo malo que son los humanos y el poder que tiene La Tierra de regenerarse. Pero su mayor fuerza radica en la forma en como se realizó, con una técnica experimental con tonalidades muy sobrecargadas, tanto que en algunos pasajes de la película cuesta diferenciar las imágenes que se están viendo, además carece de diálogos y a ratos muestra imágenes bastante explícitas. Toda esa mezcla hace de esta película digna de ver y disfrutar si de desea ver algo fuera de lo común.

Su director, E. Elias Merhinge, años después realizo Shadow of the Vampire (2000), en donde otra vez vemos tonalidades exageradas y personajes extravagantes, demostrándonos que su fascinación por la época del expresionismo alemán lo seguirá por toda su carrera (mientras tenga libertad para hacer lo que quiera).

Valerie and Her Week of Wonders (1970)

miércoles, 13 de enero de 2010

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En un pequeño pueblo de Checoslovaquia llega un tenebroso personaje con rasgos de vampiro al cual todos temen y revoluciona la monótona vida de una niña de 13 años. A partir de ahí comenzará una serie de acontecimientos que dejará colgado al mas experto cinéfilo fanático de David Lynch.


Esta versión mas que libre de Alicia en el país de las maravillas bordea los límites de la lógica mezclando la realidad con los sueños de Valerie, en donde, se tiene que suponer que es real y que no, todo inmerso en una atmósfera folklórica muy típica de la localidad en donde se realizó la película.


Esta es la película mas rara de vampiros que he visto hasta ahora, no es fácil de ver, su ritmo es muy lento y confuso, pero es una experiencia muy recomendable que los hará verla más de una vez.


The Box (2009)

lunes, 28 de diciembre de 2009

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Una joven pareja recibe en su casa un paquete, en el se encuentra una extraña caja con un botón rojo, si deciden apretar el botón recibirán automáticamente un millón de dólares, pero a cambio alguien en el cualquier lugar del mundo morirá. A partir de ahí comienza todo un cuestionamiento moral de apretar o no el botón, descubriendo que todo no es tan sencillo como parece.


Genial regreso de Richard Kelly, acá volvemos a ver (menos mal) todas sus obsesiones que ya vimos en Donnie Darko (viajes en el tiempo, destrucción de la humanidad, etc.) y que en Southland Tales no vimos por ningún lado.


El cuento en que se basó esta película es de un famoso escritor llamado Richard Matheson, el cual también ha escrito las novelas en que se basaron las películas Soy Leyenda, Más allá de los Sueños, Ecos Mortales, entre varias mas. La película sigue fielmente la base del cuento, pero le agrega algunas modificaciones que son perfectas y demuestran todo el potencial que puede lograr Richard Kelly cuando anda inspirado.


Este cuento ya ha sido llevado a la televisión bajo la serie La Dimensión Desconocida de los años ’80, el capítulo se llamó botón, botón, al igual que el cuento.


Quizás lo mas irregular sea las actuaciones de la pareja principal Cameron Díaz y James Marsden, que no me convencieron mucho, en cambio la de Frank Langella como el misterioso Sr. Steward es escalofriantemente perfecto.


Película misteriosa, inquietante, con un transfondo moral digno de analizar. Un buen regreso de este ya joven director de culto.


Botón, botón, de Richard Matheson

El paquete estaba junto a la puerta —una caja de cartón sellada con cinta, la dirección y sus nombres escritos a mano: Señor y Señora Lewis, 217 E. calle 37, Nueva York, Nueva York, 10016. Norma lo levantó, abrió la puerta y entró al apartamento. Apenas empezaba a oscurecer.

Después de haber puesto los trozos de cordero en la parrilla, se sentó y abrió el paquete.

Dentro de la caja de cartón había una unidad provista de un botón y sujetada a una pequeña arca de madera. Una cúpula de vidrio cubría el botón. Norma intentó levantarla pero estaba sellada. Volteó la unidad y vio un papel doblado y pegado con cinta adhesiva a la parte inferior de la caja. Lo desprendió: El señor Steward los visitará a las 8 p.m.

Norma colocó la unidad del botón a su lado, sobre el sofá. Releyó el mensaje impreso, sonriendo.

Unos minutos después regresó a la cocina para hacer la ensalada.

El timbre sonó a las ocho en punto. —Yo abro —gritó Norma desde la cocina. Arthur estaba en la sala, leyendo.

Había un hombre pequeño en la entrada. Se quitó el sombrero cuando Norma abrió la puerta. —¿Señora Lewis? —preguntó cortésmente.­

—¿Sí?

—Soy el señor Steward

—Ah, cierto. Norma reprimió una sonrisa. Ahora estaba segura de que se trataba de un truco para vender algo.

—¿Puedo pasar? —preguntó el señor Steward.

—Estoy bastante ocupada —dijo Norma—, pero le traeré su paquete. Le dio la espalda.

—¿No quiere saber lo que es?

Norma se volteó. El tono del señor Steward fue ofensivo. —No, creo que no —contestó ella.

—Podría resultar muy provechoso —le dijo.

—¿Económicamente? —lo cuestionó.

El señor Steward asintió. —Económicamente —dijo.

Norma frunció el ceño. No le gustó la actitud del hombre. —¿Qué está intentando vender? —preguntó ella.

—No estoy vendiendo nada —respondió él.

Arthur salió de la sala. —¿Pasa algo?

El señor Steward se presentó.

Ah, el … —Arthur señaló hacia la sala y sonrió—. ¿Y qué es ese aparato, a todo esto?

—No me tomará mucho tiempo explicarlo —contestó el señor Steward—. ¿Puedo pasar?

—Si está vendiendo algo… —dijo Arthur.

El señor Steward negó con la cabeza. —No, no vendo nada.

Arthur miró a Norma. —Como quieras —le dijo ella.

Dudó un poco. —Bueno, ¿por qué no? —dijo él.

Entraron a la sala y el señor Steward se sentó en la silla de Norma. Metió la mano en el bolsillo de dentro de su abrigo y sacó un pequeño sobre sellado. —Aquí dentro hay una llave para abrir la cúpula del timbre —dijo y colocó el sobre encima de la mesa auxiliar—. El timbre está conectado a nuestra oficina.

—¿Para qué sirve? —preguntó Arthur.

—Si oprime el botón —le dijo el señor Steward— en alguna parte del mundo alguien que usted no conoce morirá. A cambio, recibirá un pago de 50.000 dólares.

Norma se quedó mirando al hombrecillo. Estaba sonriendo.

—¿De qué habla? —le preguntó Arthur.

El señor Steward pareció sorprendido. —Pero si lo acabo de explicar —dijo.

—¿Es esto una broma de mal gusto?

—De ningún modo. La oferta es completamente genuina.

—Eso que usted dice no tiene sentido —dijo Arthur—. Usted espera que creamos…

—¿A quién representa? —inquirió Norma.

El señor Steward se notó apenado. —Me temo que no estoy autorizado para revelarle eso —dijo—. Sin embargo, le aseguro que la organización es de talla internacional.

—Creo que es mejor que se vaya —dijo Arthur poniéndose de pie.

El señor Steward se levantó. —Por supuesto.

—Y llévese la unidad con usted.

—¿Está seguro de que no le interesaría pensarlo hasta mañana, quizás?

Arthur levantó la unidad del botón y el sobre y los tendió bruscamente en las manos del señor Steward. Caminó por el pasillo y abrió la puerta.

—Dejaré mi tarjeta —dijo el señor Steward. La colocó encima de la mesilla que estaba cerca de la puerta.

Cuando se había ido, Arthur rompió la tarjeta por la mitad y arrojó los pedazos sobre la mesa.

Norma permanecía sentada en el sofá. —¿Qué crees que era? —preguntó.

—No me interesa saber —contestó él.

Ella intentó sonreír pero no pudo. —¿No te da ni un poco de curiosidad?

—No —negó con la cabeza.

Después de que Arthur había retomado su libro, Norma regresó a la cocina y acabó de lavar los platos.

—¿Por qué no quieres hablar de eso? —preguntó Norma.

Los ojos de Arthur se movían constantemente mientras se cepillaba los dientes. Miraba el reflejo de Norma en el espejo del baño.

—¿No te intriga?

—Me ofende —dijo Arthur.

—Ya sé, pero —Norma colocó otro rulo en su pelo— ¿no te intriga también?

—¿Crees que es una broma de mal gusto? —preguntó ella cuando entraban a la habitación.

—Si lo es, es una broma asquerosa.

Norma se sentó en la cama y se quitó las pantuflas. —Tal vez sea algún tipo de investigación psicológica.

Arthur se encogió de hombros. —Podría ser.

—Tal vez algún millonario excéntrico la está realizando.

—Tal vez.

—¿No te gustaría saber?

Arthur negó con la cabeza.

¿Por qué?

—Porque es inmoral —le dijo.

Norma se deslizó bajo las cobijas. —Bueno, yo creo que es intrigante —dijo. Arthur apagó la lámpara y se agachó para besarla. —Buenas noches —le dijo.

—Buenas noches —Norma le dio palmaditas en la espalda.

Norma cerró los ojos. «Cincuentamil dólares», pensó.

En la mañana, cuando iba a salir del apartamento, Norma vio las dos mitades de la tarjeta sobre la mesa. Impulsivamente, las arrojó dentro de su cartera. Cerró la puerta y alcanzó a Arthur en el ascensor.

Mientras estaba en su descanso sacó las dos partes de la tarjeta y juntó los pedazos rasgados. Solamente el nombre del señor Steward y un número telefónico estaban impresos en la tarjeta.

Después del almuerzo volvió a sacar las dos mitades y unió los bordes con cinta adhesiva. «¿Por qué estoy haciendo esto?», pensó.

Poco antes de las cinco marcó el número.

—Buenas tardes —dijo la voz del señor Steward.

Norma por poco cuelga, pero se contuvo. Aclaró la garganta.

—Habla la señora Lewis —dijo.

, señora Lewis —el señor Steward se escuchó complacido.

—Tengo curiosidad.

—Es natural —dijo el señor Steward.

—No es que crea una sola palabra de lo que nos dijo.

—Sin embargo, es la pura verdad —contestó el señor Steward.

—Bueno, como sea —Norma tragó saliva—. Cuando manifestó que alguien en el mundo moriría, ¿qué quiso decir?

—Exactamente eso —contestó—. Podría ser cualquier persona. Todo lo que garantizamos es que usted no la conoce. Y, por supuesto, que usted no tendría que verla morir.

—Por 50.000 dólares—dijo Norma.

—Es correcto.

Ella hizo un sonido de burla.

—Eso es una locura.

—Pero esa es la propuesta —dijo el señor Steward—. ¿Desea que le lleve de nuevo la unidad?

Norma se puso tensa.

Claro que no —colgó malhumorada.

El paquete estaba junto a la puerta principal, Norma lo vio al salir del ascensor. «Bueno, ¡qué frescura!», pensó. Fijó la mirada en el paquete mientras abría la puerta. «Simplemente no lo entraré», se dijo. Entró y empezó a preparar la cena.

Más tarde, salió al pasillo principal. Abriendo la puerta, levantó el paquete y lo trasladó hasta la cocina, dejándolo sobre la mesa.

Se sentó en la sala, mirando a través de la ventana. Después de un rato, fue a la cocina para colocar las chuletas en la parrilla. Colocó el paquete en la alacena inferior. Lo tiraría en la mañana.

—Tal vez algún millonario excéntrico está jugando con la gente —dijo ella.

Arthur levantó la mirada de su plato. —No te entiendo.

—¿Qué quieres decir?

Olvídalo —le dijo a ella.

Norma comió en silencio. De repente bajó su tenedor. —Supón que es una oferta real —dijo ella.

Arthur se quedó mirándola.

Supón que es una oferta real.

—Está bien, supón que lo es —él se veía incrédulo—. ¿Qué querrías hacer? ¿Volver a tener el botón y oprimirlo? ¿Asesinar a alguien?”

Norma pareció disgustada. —Asesinar.

—¿Cómo lo definirías?

—¿Si ni siquiera conoces a la persona? —dijo Norma.

Arthur quedó estupefacto. —¿Estás diciendo lo que creo que estás diciendo?

—¿Si es algún viejo campesino chino a diez mil millas de distancia? ¿Algún aborigen enfermo en el Congo?

—¿Qué tal un bebé en Pennsylvania? —Arthur replicó—. ¿Alguna hermosa niña en la otra cuadra?

—Ahora estás exagerando las cosas.

— Norma, el hecho es—continuó—, no importa a quién matas sigue siendo asesinato.

—El hecho es —interrumpió Norma—, si es alguien a quien nunca has visto en la vida y a quien nunca verás, alguien de cuya muerte ni siquiera tendrás que saber aun así ¿no apretarías el botón?

Arthur se quedó mirándola, horrorizado. —¿Quieres decir que tú lo harías?

—Cincuenta mil dólares, Arthur.

—¿Qué tiene que ver la cantidad…

Cincuenta mil dólares, Arthur —interrumpió Norma—. Una oportunidad para hacer ese viaje a Europa del que siempre hemos hablado.

—Norma, no.

—Una oportunidad para comprar esa cabaña en la isla.

—Norma, no —su cara había palidecido.

Ella se encogió de hombros. —Está bien, tranquilízate —dijo ella—. ¿Por qué te enojas tanto? Sólo estamos hablando.

Después de la cena, Arthur fue a la sala. Antes de abandonar la mesa dijo:

—Preferiría no discutirlo más, si no te importa.

Norma levantó los hombros. —Está bien.

Ella se levantó más temprano que de costumbre para preparar panqueques, huevos y tocino para el desayuno de Arthur.

—¿Qué estamos celebrando? —preguntó Arthur con una sonrisa.

—No, no se trata de ninguna celebración —Norma se mostró ofendida—. Quise hacerlo, es todo.

—Bueno —dijo él—, me alegro de que lo hayas hecho.

Ella volvió a llenar la taza de Arthur. —Quería demostrarte que no soy… —se encogió de hombros.

—¿Que no eres qué?

—Egoísta.

—¿Dije que lo eras?

—Pues —ella gesticuló vagamente—, anoche...

Arthur permaneció callado.

—Toda esa charla acerca del botón —dijo Norma—. Creo que… pues, me malinterpretaste.

—¿En qué sentido? —su voz fue cautelosa.

—Creo que pensaste —gesticuló de nuevo— que yo sólo estaba pensando en mí.

—Ah.

—No lo hacía.

—Norma…

—Pues no lo hacía. Cuando hablé de Europa, la casa en la isla…

—Norma, ¿por qué te estás involucrando tanto en esto?

—De ninguna manera lo estoy haciendo —respiró nerviosamente—. Sólo intento decir que…

—¿Qué?

—Que quisiera un viaje a Europa para nosotros. Que quisiera una cabaña en la isla para nosotros. Quisiera un apartamento mejor para nosotros, mejores muebles, mejor ropa, un auto. Me gustaría que nosotros por fin tuviéramos un bebé, a decir verdad.

—Norma, ya lo haremos —dijo él.

—¿Cuándo?

Se quedó mirándola, consternado. —Norma…

¡¿Cuándo?!

—¿Estás… —pareció retractarse un poco—, estás diciendo en serio…?

—Estoy diciendo que probablemente lo están haciendo para un proyecto investigativo —lo interrumpió—. Que quieren saber qué haría la gente común frente a tal circunstancia, que sólo están diciendo que alguien moriría para estudiar las reacciones, para ver si hay sentimiento de culpa, ansiedad, ¡lo que sea! No crees que en realidad matarían a alguien, ¿verdad?”

Él no contestó. Ella vio que a Arthur le temblaban las manos. Después de un rato él se levantó y se fue.

Cuando se había ido a trabajar, Norma permaneció en la mesa, mirando fijamente su café. «Voy a llegar tarde», pensó. Se encogió de hombros. ¿Qué importaba?, ella debería estar en casa y no trabajando en una oficina.

Mientras acomodaba los platos, se volvió abruptamente, se secó las manos y sacó el paquete de la alacena inferior. Lo abrió y colocó la unidad del botón sobre la mesa. Se quedó mirándola un rato antes de sacar la llave del sobre y retirar la cúpula de vidrio. Fijó su mirada en el botón. «Qué ridículo», pensó. «Todo este alboroto por un botón sin importancia».

Estiró la mano y lo oprimió. «Por nosotros» —se dijo con rabia.

Se estremeció. ¿Estaría sucediendo? Un escalofrío aterrador la recorrió.

En un momento ya todo había terminado. Hizo un ruido desdeñoso. «Ridículo», pensó. «Exaltarse tanto por nada».

Tiró la unidad del botón, la cúpula y la llave a la caneca de la basura y se apresuró a vestirse para ir al trabajo. Acababa de dar vuelta a los filetes para la cena cuando sonó el teléfono. Levantó la bocina. —¿Aló?

—¿Señora Lewis?

—¿Sí?

—Este es el hospital Lenox Hill.

Se sintió irreal cuando la voz le informó del accidente en el subterráneo: los empujones de la multitud, Arthur había sido arrojado de la plataforma cuando el tren pasaba. Era consciente de que estaba negando con la cabeza pero no podía parar.

Cuando colgó, recordó la póliza de seguro de vida de Arthur por 25.000, con doble indemnización por…

¡No! Parecía que no podía respirar. Se incorporó con gran dificultad y caminó atontada hasta la cocina. Algo helado presionaba su cráneo mientras sacaba la unidad del botón de la caneca de la basura. No había clavos ni tornillos a la vista. No podía ver cómo estaba ensamblada.

De repente, comenzó a estrellarla contra el borde del lavaplatos, golpeándola cada vez con más violencia hasta que la madera se quebró. Separó las partes, cortándose los dedos sin darse cuenta. No había transistores en la caja, ni cables, ni tubos. La caja estaba vacía.

Se volvió con un grito ahogado cuando el teléfono sonó. Tropezándose para llegar hasta la sala, levantó la bocina.

—¿Señora Lewis? —preguntó el señor Steward.

No era su voz la que chillaba de tal manera, no podía ser. —¡Usted dijo que yo no conocería al que muriera!

—Mi querida señora —dijo el señor Steward—, ¿en verdad cree que usted conocía a su esposo?

Mirrors (2008)

martes, 15 de diciembre de 2009

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Ben Carson (Kiefer Sutherland) ha tenido días mejores. Ha pasado casi un año desde que el inestable detective fuera suspendido de su trabajo en el Departamento de Policía de Nueva York tras haber disparado fatalmente a otro policía que trabajaba de incógnito, un accidente que no sólo le costó su empleo, sino que le llevó al alcoholismo y desató la ira que le alejó de su esposa e hijos, teniendo que pernoctar ahora en el sofá de su hermana, en Queens. Ansioso por superarlo y reunirse de nuevo con su familia, Carson se emplea como vigilante nocturno en las calcinadas ruinas de los almacenes Mayflower.

Mirrors es el nuevo remake de Alexandre Aja, ahora el turno fue de la película Surcoreana "Geoul sokeuro" (Into the Mirror), dirigida por Kim Seong-ho en 2003.

A pesar de ser un remake, la película no es mala, tiene muy buenos momentos y hay partes en que la tensión es muy alta (lo más valorable de la película). Eso si, recomiendo ver la original que es mucho más profunda en su temática y no se queda solo en mostrar fantasmas detrás de un espejo.

24: Redemption (2008)

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Buscado por el gobierno de los Estados Unidos y trabajando como misionero en África, Jack Bauer debe detener a un despiadado caudillo que recluta niños inocentes para su mortal organización militar. Pero antes, Bauer debe confrontar su propio pasado tormentoso y enfrentar una difícil decisión que cambiará su vida para siempre.

Esperada película basada en la serie de suspenso más provocativa de la televisión en los últimos tiempos. Acá vemos a un Jack Bauer retirado en un lejano país africano, el cual es azotado por un golpe militar de unos terroristas que reclutan niños, así empieza la acción desenfrenada de ésta película de 24, no tiene muchas sorpresas, de hecho su guión es bastante simple, lo bueno que tiene es que mantiene los mismos códigos de la serie, es como estar viendo un capítulo de larga duración, es entretenida y dinámica, las dos horas se pasan volando y al terminar lo único que uno espera es ver la sexta temporada lo antes posible. No es necesario haber visto todas las anteriores temporadas para entenderla, yo creo que por eso su guión no mezcla historias de temporadas pasadas, pero si da el gancho justo para ver la siguiente temporada. Imperdible para cualquier fanático de la serie.